miércoles, 7 de julio de 2010

Sufridos directores-as de banco



Siempre he sostenido y sostendré que las dos causas que han provocado esta crisis son los bancos o los financieros, y la inconsciencia y hedonismo del ser humano. Hace unos años todo lo que queríamos se podía cumplir, si soñábamos con una casa más grande no teníamos más que ir a un inmobiliaria donde nos enseñaban su última promoción, que aunque estaba en quinta la paya, tenía la última baldosa de Porcelanosa, con la cocina más moderna del mercado y bla, bla, bla… para justificar que teníamos que pagar por ello 400 ó 500 mil euros, no era momento de sacar cuentas, no era el lugar tampoco ya que el promotor nos indicaba en los cómodos plazos que lo podíamos pagar hasta que cumplíeramos ochenta años o más, vamos, minucias. La trampa ya estaba tendida, no había más que ir a un banco y pedirlo, siempre causa pavor ir a un banco, te pedían tantas cosas antes, pero en esos momentos, no, con una nómina y cuatro papeles más la sentencia se podía dictar, y si hablabas un poco con ellos hasta te lo subían un poco más allá del 100% y amueblar o tener un coche nuevo era pan comido, eso si, ahora acabaríamos de pagarlo a los noventa años. Y así se ha fraguado todo, viviendo todos por encima de nuestras posibilidades, de una forma u otra todos nos hemos dejado llevar por la trampa del dinero fácil, y este ciclo que he narrado se repetía para una moto, para un viaje, para …, para …, parar es lo que teníamos que haber hecho.


En esta historia además de las empresas que han caído, los hedonistas que se han vuelto supervivientes hay otros damnificados, algunos directores-as de banco, aquellos que lo veían venir, aquellos que recibían a las inmobiliarias y veían su prepotencia -tanto que ya ni hablaban con los directores-as de banco, ellos querían hablar con sus jefes-, con los que si hablaban los directores-as era con los inconscientes y hedonistas, los sentaban enfrente de su mesa y mientras estos le contaban y le ensañaban la casa (léase mansión) que se iban a comprar, el director-a les miraba mientras ojeaba las nóminas que les habían traído y miraba el saldo de su cuenta corriente, -por más que quisieran no podrían comprarse una casa ni de la mitad del valor de ésta con lo que tienen- pensaba, mientras, los inconscientes hablaban entre ellos discutiendo si pedían más dinero para poner una piscina. El sufrido director-a en un alarde de valentía e inconsciencia en esos tiempos pasados les recordaba cuales eran sus ingresos, la mínima cantidad de dinero que les quedaba para el día a día, que si uno de los dos dejaba de trabajar su situación sería complicada y que acabar de pagar algo más allá de los sesenta años era muy temerario. Todo esto lo decía el director-a con su tono, amable y sincero pero con firmeza. Los hedonistas se miraban el uno al otro entendiendo que tal vez, en el fondo, fondo, fondo tenía algo de razón, pero que ellos no podían ser menos que su amiga la Juani que se había cambiado de casa. Ante esta situación el director-a bajaba los ojos y metía todos los papeles en una carpeta para darle su curso -que sabía sería afirmativo- y desearles mucha suerte en su nueva vida con su nueva casa.


Hoy las cosas son muy diferentes, los bancos y los financieros no dejan el dinero ni de casualidad, las empresas se han dado cuenta de la poca visión que habían tenido y como se habían dejado llevar por los acontecimientos, a las inmobiliarias ya sólo las reciben los directores-as, los hedonistas se han vuelto supervivientes y defensores de las marcas blancas, y casi todos los días aunque lo nieguen recuerdan las palabras de su director-a, éste-a que ahora como intermediario de los que tienen el dinero y los que no lo tienen y lo necesitan, ve como se sientan en su despacho de nuevo y le cuentan sus problemas y sus tragedias, y que si no tienen dinero les van a quitar sus sueños, y que sus hijos no tienen culpa, y que…, y que…, y mientras hablan el director-a ojea las nóminas y el montón de papeles y propiedades que les solicitó el otro día, -por más que lo necesiten y avalen los que tengo por arriba no me van a admitir este riesgo- piensa, los sufridores continúan remarcando lo importante que es ese dinero para no perder la casa o el negocio. El sufrido director-a en un alarde nuevamente de valentía e inconsciencia en estos tiempos, les dice que hará lo que pueda pero que en estos tiempos nada es fácil, se calla la mitad, pero de nada serviría explicarles que hace unos años no le quisieron escuchar cuando les dijo lo que podía pasar y que ahora, seguramente, tampoco le querrán escuchar los que tiene por arriba y que no ven vidas, sino números.

Así es el día a día de los sufridos directores-as de banco, no se si es el día a día de mi amiga Cristina pero me imagino que diferirá poco, es el día a día de esta sociedad que no se para a pensar y como un niño pequeño, sólo quiere y quiere, y quiere lo que no tiene. Cristina regresa a casa todos los días y no se lleva sólo sus problemas, se lleva los de todas esas personas que depositan en ella sus esperanzas, cómo si ella tuviese el dinero, y piensa en como plantearlo para poder sacar esas historias adelante, aunque los que sólo ven números, sabe que no pensarán lo mismo. Llega a casa y sus niñas la esperan, por suerte, ellas le hacen cambiar el sentimiento del día.

Tal vez la denominada crisis no haga más que darnos cuenta que ahora tenemos lo que podemos permitirnos, y que soñar tiene un precio, la mejor lección que podemos dar a nuestros hijos. Por eso, no me gustan nada esas campañas de comunicación donde ponen en primera línea a los directores-as de los bancos, cómo si ellos pudiesen decidir, si fuese así tal vez otro gallo nos cantaría. Ánimo sufridos directores-as de banco, ánimo Cris.





Y algo de cachondeo, ¿no?

8 comentarios:

  1. Oiga usted que pasa con mis comentarios. Me declaro en huelga de escritura hasta q no aparezcan.jjjjjjj

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  2. Usted perdone, un fallo en la configuración, no se puede ser tan torpe (me refiero a ti y no a mi)

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  3. Qué razón tienes!!! Con que alegría hemos vivido mucha gente, con que alegría se ha gastado y se ha pedido dinero, como si fueran chuches. Y con que alegría lo han dado también los bancos. Eso sí, siempre hay excepciones que no son bien vistas nunca, ni en los buenos ni en los malos momentos por ser precisamente excepciones.
    Ánimo, Cris, sigue siendo una excepción igual que el que escribe este blog

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  4. No entiendo porque lo dices, no es verdad que hemos pedido y nos han dado el dinero muy alegremente?

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  5. Me refería a "igual que el que escribe este blog"

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  6. Ah!!!! No me había dado cuenta de ese detalle sin importancia.

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