sábado, 28 de agosto de 2010

Cuevas de Mar-avilla



El 20 de agosto salió un gran día y después de tener que tocar la campana nos fuimos a la playa de Cuevas de Mar, una playa magnífica y espectacular, imperdible en cualquier visita al oriente asturiano.


Para llegar se accede desde Nueva y es una de las típicas playas en las que desemboca también el río o riachuelo que viene de la montaña. La carretera por la que se accede es muy bonita y justo antes de ver la playa se pasa por un túnel hecho en la roca que es muy bonito.


Conviene venir pronto si se quiere encontrar sitio fácilmente, como en todas las playas, aunque siempre habrá alguno que quiera encontrar sitio a las dos o tres de la tarde. La playa no tiene nada que ver cuando la ves de frente a cuando te vas abriendo hacia la derecha se van viendo los agujeros que se han hecho con el paso del tiempo en la roca.


Es una playa realmente tranquila ya que el mar rompe más allá de las rocas, nadar por debajo de ellas es toda una experiencia gratificante, aunque no se puede evitar pensar que se te pueda caer toda la roca encima.


El agua estaba buenísima y metí con la cámara para poder hacer algunas fotos, mereció la pena ya que se aprecia mucho mejor la maravilla de la roca que tiene una forma en la que casi parece un dragón.


Realmente espectacular esta playa. Después de bañarnos volvimos a secarnos y a tomar un poco el sol, aguantar a unos pelmas que llegaron tarde a la playa y se nos pusieron pegaditos y nos enteramos de toda su vida, y decidimos ir a tomarnos "unas Mahou si puede ser", al ir al chiringuito sucedió lo que os contaré en el siguiente post. Nos tomamos nuestras cañitas y allí estaban los pelmas de la playa intentado anexionarse de las mesas para comer todos juntos, uno de ellos en un alarde de efectividad le dijo al camarero si podía gestionar lo de las mesas para comer y el camarero le miró y le dijo que si quería echar a alguien de alguna mesa que lo hiciera él mismo, por listo.

6 comentarios:

  1. Había tanta gente que nosotros compartimos mesa con dos chicas que amablemente nos dejaron sentarnos a su lado y que Vane creía que eran dos tíos por las rastas que llevaban

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  2. Por las rastas no?, por los pelajos que tenían en los brazos.

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