viernes, 27 de agosto de 2010

El espectáculo de Pría



Uno de los sitios que no se pueden dejar de ver si vienes a Asturias es Pría, más allá de los bufones que si el temporal lo permite se pueden divisar -en todos los años que nosotros llevamos visitando Pría, sólo los hemos podido ver dos veces-, lo más espectacular para mi es el sentimiento de pequeñez que sientes ante tal belleza de naturaleza, altos acantilados, olas que escupen lágrimas a las rocas por el día y por la noche, cuando estoy aquí siento una energía especial que elimina del disco duro que es mi cabeza los archivos corruptos y ordena todo el archivo de mi alma. Imprescindible.


No obstante, primero paramos en la quesería de Pría y allí compramos quesos para el verano y Pedro y Mayte compraron con la intención de congelarlo, pero luego en Vitoria les duró dos telediarios. La mujer muy maja, nos regaló una mantequilla artesana con la que Ana ha flipado hasta los últimos días de vacaciones.


Este año, en verano han cortado el acceso en vehículos hasta los bufones, y la verdad que es mucho mejor ya que así se limita el acceso de los automóviles que llegan a la playa y el de los que quieren ver los bufones. El mar estaba muy tranquilo, en general en todo el verano no ha habido grandes olas en todas las playas en las que hemos estado.


Paseamos por toda la orilla del acantilado en un silencio mental casi eclesial, tan sólo interrumpido por Unax que me preguntaba cuantos vehículos rojos había destruido -es un juego que mantenemos desde que era pequeño en el que todos los coches rojos son malos y a ellos les disparamos ultralaseres, lo siento por los que tengan coches rojos y se hayan visto afectados.


Si miras hacia atrás el espectáculo es igual de impresionante ya que las montañas hacen justo frontón ante tan bella postal de los acantilados. Flores y abejas -que persiguen a Ana con intención de polinizarla aunque ella piense que lo que quieren es picarla- completan el cuadro.


Los UU pronto se cansaron y sus tíos les acompañaron hasta el chiringuito de la playa de Guadamía -en un esfuerzo supremo para pedir "una Mahou si puede ser"- consiguiendo así dejar un poco tranquilos a los padres. La pena es que no había Mahou y tuvimos que paliarlo con alguna Amstel, al menos estaba bien fría, hasta que llegaron sus padres.


Viendo la playa de Guadamía nos tomamos las cervecitas. De ahí nos fuimos al Puchito, que realmente no se llama así, es el fenomenal garito con prau que hay en Llames -justo el pueblo que hay antes de llegar a los acantilados de Pría-, allí además de las Mahou nos reímos un montón ya que cambios los papeles tíos con padres, ya que yo mantenía que no había castigado nunca a nadie y tenía ganas de hacerlo, Unax nos siguió el juego perfectamente, pero Uxue no se lo tomó nada bien y la entiendo por que tenerme de padre a mi pase, pero de tío a su padre eso es inaguantable.

2 comentarios:

  1. A todo el mundo que viene a visitarnos lo llevamos a ver los bufones de Pría pero es que nos parece tan tremendo semejante espectáculo de la naturaleza que tenemos que enseñarlo a todos. Es verdad que te mete un chute de energía de pu.. madre.
    Y de la mantequilla sólo os puedo decir que cómo se nota lo hecho casero a lo hecho industrialmente.. yo quiero más mantequilla de esa!!!!!

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  2. Ciertamente, no te haces idea de lo que son los acantilados de Pría hasta que estás allí mismo y ves las proporciones reales.

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