domingo, 12 de diciembre de 2010

Caminantes amigos y anónimos, os deseo lo mejor



En el camino que es la vida conoces a mucha gente, más de la que uno mismo pueda pensar, en mi caso, si miro atrás, recuerdo vagamente compañeros en parvulitos en el Colegio La Purísima de sordomudos (curioso anticipo de mis problemas auditivos), de mis compañeros de colegio de Salesianos guardo más recuerdos, ocho años conviviendo juntos, haciendo exámenes, jugando en el recreo o a la salida de clase en el parque de al lado, casi toda mi historia de niño se forjó con aquellos casi cuarenta compañeros hasta octavo (aunque en el último año nos separaron un poco). También recuerdo compañeros en campamentos y de excursiones, y recuerdo mucho los veranos en Leache, con su sol de las tres de la tarde, su frontón, su depósito convertido en piscina, las bicis por las calles, las fiestas de los pueblos, los primeros amores, noches de risas en el atrio y días descubriendo la naturaleza; de Anguiano recuerdo a menos gente que no fueran familia, tan sólo a una niña que se reía cuando contaba chistes una noche de verano junto a la casa del médico.


En el Instituto Goya cambié a todos mis compañeros, conocí a gente nueva que iba cambiando dependiendo de las ramas que iban seleccionando, los grupos eran más reducidos y en COU conviví por primera vez con chicas en clase, de todos ellos guardo un grato recuerdo de recreos en los futbolines, de faltar a clase, de cervezas en El Alegre o copones en el Picapiedras, de estudiar el último día, de tomarle cariño a la literatura, de compartir conferencias y teatros, del concierto en el pabellón de deportes de La Caja Negra (con Rafa Domínguez) y del silencio sepulcral del aula cero. En la Universidad conocí a mis grandes amigos, compartí con algunos la huelga del primer año con Maravall, las tardes de sol junto al estanque en conversaciones interminables, mis primeros dibujos pagados, el piso de mis amigos de Huesca, los amigos de mis amigos de Huesca, el Santa Isabel con Mariajo, su hermana y todas sus compañeras, las aperturas paralelas, los compañeros de Filología Hispánica, las noches en el Pepeleshes y las amigas que hice allí. En esa misma etapa comencé a aprender oficio en Redolada, para pasar después a trabajar allí, luego en Acys y finalmente en Dogo, en todos estos sitios recuerdo a un montón de compañeros con los que he compartido oficio, con los que aprendí a ser lo que soy, cursos en los que siempre conoces gente nueva y clientes con los que vas coincidiendo por trabajo.


Con toda esta gente he convivido de una manera o de otra, con todos ellos voy realizando mi camino, en algunos momentos muchos me han acompañado y me siguen acompañando en el mismo, en otros, los caminos han seguido por vías diferentes. Si miro para atrás sólo veo lo bueno, con la mayoría he vivido momentos inolvidables, joyas que llevo en mi corazón, y con casi todos en aquellos momentos, jamás pensé que algún día nuestros caminos, por una cosa o por otra, se separarían, de todos ellos aprendí siempre cosas y mi mochila de viajero se fue cargando de lo que me enseñaban, dejando atrás momentos mágicos, deseos satisfechos y por cumplir, sueños eternos y buenos, muy buenos recuerdos. A todos ellos, seguramente, les tocó vivir algún momento negativo conmigo, cuando se aprende a vivir, uno se equivoca mucho, a todos ellos les pido perdón sincero, y si encima hice daño, más todavía. Sé que en mi vida erré, y erré mucho, como buen "don erre que erre" que soy, por eso hoy me apetecía desear lo mejor (y no en el sentido navideño, que soy anti-christmas) a todos aquell@s con los que en algún momento he compartido camino, algunos con nombre y apellidos, otros hoy anónimos, pero si algo tengo de bueno es gracias a ellos. No me gusta mirar atrás mucho rato, y sólo espero que si alguien se encuentra conmigo en el tiempo, encuentre a alguien un poquito mejor. Caminantes que coincidisteis en mi camino, gracias y os deseo lo mejor de lo mejor.

6 comentarios:

  1. Y yo te doy las gracias a ti por dejarme un hueco en tu mochila y dejar que te acompañe en tu camino, haciéndotelo a veces fácil y otras muy difícil.
    Todavía me sigo riendo con tus chistes y bromas y todavía me sigues sorprendiendo "erre que erre".

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  2. Gracias compañera de viaje, contigo el camino da igual donde lleve.

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  3. Por mi parte decirte, que me alegro de reencontrarte, sobre todo y egoístamente porque me gusta como escribes. La foto esa que me decías también la tengo yo ;)

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  4. Así da gusto. Yo no fui compañera tuya de parvulitos, ni amiguita de salesianos, ni tu coetánea en el Goya, pero bien podría ser yo la de la tercera foto. El escenario lo pisé esta primavera, siguiendo el Camino. Así que un poquito sí he sentido este post como dedicado a mí. Besos mil.

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