martes, 15 de marzo de 2011

La abuela Matilde



Todavía me parece estar viendo su media sonrisa, sin apenas abrir la boca, sin apenas cerrar los ojos, era una sonrisita de corazón, de esas que no se olvidan. La abuela Matilde nos dejó hace un tiempo, mucho cuando se quiere algo, pero poco cuando se sobrevive en el recuerdo, ayer, 14 de marzo celebraba su cumpleaños 103, como el coñac, y no quiero dejar de felicitarla. Nació en 1908, aunque yo la conocí más tarde, bastante más tarde, era una mujer-abuela que cautivaba, un corazón vestido de abuela, su pelo siempre para atrás recogido en un moñete, su cara limpia, y muy suya, vestía capas y capas de ropa de abuela, y era chiquitina, a la medida de su cocina, a la medida de sus cacerolitas, a la medida de su vida. De su cocina salía un bacalao con tomate picante que revivía a los muertos, y a los vivos les hacía llorar y sudar.

Miraba la vida pasar como quien ya ha vivido todo y sabe que la felicidad te la da el ver lo que te rodea, sacarla de su casa era toda una proeza, una vez conseguí traerla hasta Zaragoza y para ella fue el viaje al fin del mundo, creía que le estiraban y le estiraban y le volvían a estirar la carretera hasta un sitio al que nunca llegaba, su noción del tiempo era otra, más de una hora en un coche era para ella como un viaje transoceánico. Nunca vio el mar, ni el mar tuvo el placer de verla, se habrían mirado a la cara dos grandes veteranas, por un lado Matilde Rueda, por el otro el mar, al verlo, conociendo a la Matilde seguramente habría dicho "¿esto es el mar?". Me regaló el saber lo que es la abuela buena de los cuentos, la abuela que te ayuda, la abuela que te quiere, la abuela que no pide, la abuela que es feliz en una vida con un ayer que a otros hubiera amargado, pero ella sabía que mirar atrás no sirve, ya es difícil muchas veces mirar hacia delante.

Felicidades Matilde, no sabes lo que te llegué a querer, no sabes todo lo que me diste, algún día sueño con podértelo devolver.

4 comentarios:

  1. La gente muere realmente cuando ya no se le recuerda y tú, abuela Matilde, siempre estás en mi mente y en mis recuerdos.
    Para ti todo estaba bien, no había de qué quejarse, una gran lección para esta vida que vivimos. Te quiero.

    ResponderEliminar
  2. Uff, qué pasada de agradables recuerdos, gracias abuela ya que tuve la suerte de poder disfrutar de un montón de horas contigo y de descansar junto a ti todas esas noches.
    Por cierto como el bacalao pocas comidas, pero otro plato excelente y que ya ha pasado a otra generación era su sabroso pure de patatas con leche, por lo menos para mí.

    Muchos besos abuela.

    ResponderEliminar
  3. Lo del pure de patatas con leche volcánico es para nota, algún día tendré que contarlo por aquí.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...