miércoles, 9 de marzo de 2011

Vine del norte buscando I: árboles



Durante este fin de semana aprovechamos para descansar e ir a nuestra casina de Asturias, desconectar por unos días del mundanal ruido y de los bits y wifis que nos rodean implacablemente, desconectar de la rutina para conectar con la vida, con lo que sucede en la parte más viva del mundo; y como dice la canción de Ismael Serrano: "Vine del norte buscando una canción y una cruz y allí se cruzó un cometa y su estela estabas tú".


Sobre nuestra casa el castaño se mostraba desnudo, dejando ver la piedra y el azul de la casa, que en verano a duras penas se puede divisar. Sobre el suelo las huellas de un invierno lluvioso y ventoso, las hojas secas a duras penas tapaban la incipiente vida que está empezando a crecer.


Mientras caminabas los árboles parecía que estiraban sus nerviosas ramas de extremos inquietos acompañando al camino cual vallas protectoras.


En el horizonte huesos de ramas y sombras dignas de una película de brujas y sueños.


Sobre los árboles las hiedras comienzan a resurgir con más fuerza que nunca, las vitaminas de la lluvia han dado pie a expediciones arriesgadas en altura sobre la corteza del árbol, por fuera desnudo, por dentro en un bullir de vida para los próximos meses.


El sol nos acompañó en los últimos días y los árboles parecía que se estiraban al verlo aparecer apuntando sus ramas, ahora enhiestas, hacia arriba queriendo alcanzar su luz lo más posible.


Los limoneros de las casas contemplaban a sus hermanos desnudos repletos de limones y chispas amarillas, lucían maravillosos adelantándose casi un mes a los colores primaverales.


Y allí finalmente en un campo continuaba ese árbol festivo, el más largo de la zona que los jóvenes del pueblo fueron a buscar hace dos o tres años y que en un rito popular cargado de magia colectiva alzamos a mano todos los que estuvimos presentes, con sogas, con maña y con mucha paciencia. Sobre su parte más fina las dos banderas del triunfo y unas ramitas de hojas de dan vida a un árbol muerto.

Os dejo con la canción de Ismael Serrano, verdaderamente soberbia.

2 comentarios:

  1. ¡Que romántico! No se me había ocurrido contemplar a unos árboles sin hojas como lo has hecho tú hoy.

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  2. Gracias, me has dejado tieso cual árbol con tus palabras.

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