viernes, 1 de abril de 2011

Instituto Goya: los primeros del primero



En el 82 comenzaba una nueva etapa de mi vida, mis padres habían decidido que yo tenía que hacer BUP al igual que mi hermano, pese a que me tiraba la formación profesional, me parecía más entretenida y podía seguir en Salesianos, pero eso era para los malos estudiantes decían entonces, así que me tocó ir al instituto, y era el Goya. Del Goya corrían grandes leyendas urbanas, ninguna buena, que si era de los más duros, que si casi todos aprobaban la selectividad, que si estaba al lado de casa,… Mi hermano ya se había estrenado y en aquel año escaso de octavo en el que por las aulas de Salesianos ni camino del colegio teníamos que ir juntos, sentí lo que era la libertad, no tenía a nadie que podía charrar mis travesuras luego en casa, fue un año maravilloso, pero todo acaba.


Un día de septiembre comprados los libros tocó entrar en el Goya, estrenábamos edificio, uno blanco nuevo que habían hecho en una esquina del patio, fuimos los primeros del primero, todo estaba nuevo o lo parecía el primer día, el segundo ya tenía los restos pictóricos de las hordas bárbaras que invadimos sus aulas. Mi clase era la de 1ºF y apenas conocía a nadie, tan sólo a Fanlo o Falo, no recuerdo bien, venía también de Salesianos, en la clase gente curiosa, de la que principalmente recuerdo a un chico que venía de Botorrita y que además de castellano dominaba el mañés con perfecta dicción y tono, dignas del pastor de Andorra.

De las clases tengo momentos fugaces, salidas a todo correr al patio, almuerzos en el bar, y todos los de primero en nuestro ghetto del edificio blanco frente al resto de alumnos que estaban en el edificio viejo. En sus aulas descubrí lo que era el verbo tripitir, que lo ejecutaba a la perfección Benedí, el oso Benedí, así creo que le llamábamos, que aportaba la experiencia obligada al grupo. De los profesores recuerdo a pocos, el de matemáticas tan sólo nos aprobó a tres, el resto quedaron para septiembre, era un profesor joven y muy duro, yo reconozco que aprendí bastante, pero tenía un punto de amargado y de mala leche que nunca me gustó, al compañero de Botorrita lo humillaba en constantes ocasiones.

Había también otro chaval que creo que se apellidaba Cardona al que ayude todo lo que pude en matemáticas y el resto de asignaturas, después de clase y los sábados iba a su casa en Gran Vía y repasábamos todos los ejercicios, era un buen chaval pero que tenía malas compañías fuera del instituto, recuerdo que después de estudiar con él, nos poníamos en su casa a jugar con el Atari que tenía, para mi era lo más, de lo más, encima tenía el primer video juego de Star Wars, el de los elefantes robots que ibas destruyendo con el caza espacial, aquellos ratos eran más aliciente que las gracias que me daban su madre y su padre por ayudar a su hijo a que no suspendiera todas.


Historia la daba la Pitarch, una mujer pequeña y ancha como los botes de pepinillos, tenía una gran berruga de esas que acaban con pelitos y unas gafas de azafata del 1,2,3 pero con un cristal de culo de vaso importante, recuerdo que cuando tenía que decir una cifra muy alta y no sabía el número siempre la acababa con el número "tropecientosmil". Aprendí un montón de la prehistoria e historia antigua con ella, me gustaba tanto la asignatura que lo recopilaba todo en cuadernos de tamaño cuartilla, de esos de tapa dura roja, de los que conservo todavía dos, y no sabéis lo emocionante que es volver a abrirlos y descubrir su magia y al leerlos volver a recordar lo aprendido, me encantaba poner fotos y poner esquemas, os dejo con algunas páginas dignas de recuerdo:


También hacía desplegables y mapas que se abrían y crecían para entender mejor las etapas y las fechas y colocarlo todo en su contexto, con ella creo que aprendí a saber ubicar la información en su globalidad y a hacer esquemas, muchos esquemas, concretando la información:


También tengo un gran recuerdo del profesor de ciencias naturales, del que mi pasado lo ha declarado anónimo y Juan Carlos le ha devuelto el nombre, era el Insausti, bajito y con barba media, me enseñó a entender la naturaleza y a destripar a ranas y lagartos para ver lo que escondían en su interior, de bata blanca permanente sus clases eran en el aula de ciencias, descubrir minerales, células y mitocondrias eran las experiencias de cada día, también conservo su cuaderno en tamaño folio.


De sus hojas también nacían mapas o dibujos en papel vegetal que de paso que los dibujaba me ayudaban para aprenderlos e intentar retener algo en esta cabecita loca:


También me ha encantado reencontrarme con los títulos que poníamos en aquel momento, hoy en día machacados por el uso del ordenador, esas letras gorditas con volumen y sombras que coloreábamos con los bic de colores hasta las últimas consecuencias.


Aquel profesor nos hizo hacer un trabajo que tenía que ir sobre un ecosistema, teníamos que ir, investigarlo y documentarlo. Tres compañeros nos fuimos a casa de Fanlo o Falo que tenían sus padres en Samper de Calanda, era por la primavera como ahora y todavía no había empezado la Semana Santa, su padre nos llevó en una cuatro latas, viajar detrás fue toda una aventura. Allí en el pueblo tenían una charca que tenía un montón de culebras, libélulas y todo lo que quisiéramos, nos pasamos allí toda la mañana tomando muestras, y riéndonos, riéndonos mucho. Tomamos agua en un bote, en otro metimos un montón de culebrillas y así nos retiramos con nuestros trofeos, después de comer dimos una vuelta por el pueblo y al volver a casa se nos habían escapado todas las culebras por la casa, con lo que eso suponía. Aquí os dejo el cuaderno que preparé con el trabajo del ecosistema:


En las últimas páginas todavía podéis ver las plumas de los pájaros que encontramos por ahí, que por supuesto no tenían nada que ver con el pájaro dibujado a la izquierda, y en la última página de regalo una muda de piel de serpiente. En las hojas del cuaderno de encima de las plumas podéis ver las fotos de la charca real, que es mucho mejor en mi recuerdo que en las fotos.


De dibujo nos tocó una profesora joven que recuerdo que mientras a todos nos dejaba dibujar con tranquilidad ella a lápiz realizaba unos dibujos de perspectivas y agua cayendo que entonces no interpreté pero me parecían magníficos, con el tiempo supe que eran dibujos de Will Eisner de su personaje Spirit y de sus portadas.

Y así acabó ese año de 1983, un año de cambio y de aclimatarse a los nuevos compañeros después de haber estado 8 años siempre con los mismos en la EGB, al año siguiente pasábamos a 2º y ya nos tocaba el edificio viejo, además ya cada uno decidía si era más de letras o de ciencias, complicada elección para quien todavía no sabe nada. Pero esa es otra historia.

4 comentarios:

  1. Me ha encantado ver tus cuadernos, son impresionantes, no me extraña que sacaras buenas notas, sólo con verlos ya te tenían que aprobar.

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  2. Bueno, bueno, lo de buenas notas es mucho decir, tenías que haber visto las de mi hermano.

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  3. Jo, tio ,que pasada,que limpios, son muy chulos los dibujos.
    Bueno que me tengo que ir a dormir y mi padre no me deja leer nada mas.
    besos.

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  4. Me alegra que te gusten Unax, ya ves que merece la pena hacer las cosas bien y guardarlas.
    Un beso grandullón.

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