lunes, 19 de marzo de 2012

De víctimas y víctimas de las víctimas



Corría un 11 de marzo fatídico de 2004 en Madrid cuando las vías de los trenes en Madrid se cubrían en una alfombra de víctimas, que pagaban con su vida el fanatismo más injustificado que es el terrorismo. Cuatro trenes explotaban casi simultáneamente en cuatro minutos negros pasadas las 7:30 de la mañana, dejaban 191 muertos y 1.858 heridos, todos víctimas de un mismo dolor, todos víctimas sin matices, todos iguales hasta ese momento.


Pero si bien el dolor era el mismo, la jornada electoral que se vivía comenzó a contaminar todo, una mala gestión intencionada de la crisis hizo a mucha gente preguntarse si muchas de esas víctimas que todavía estaban calientes merecían usos intencionados con fines políticos, de unos y de otros, con mejor estilo o peor estilo, pero ambos sólo pensaban en cómo ganar unas elecciones. Así, apenas pasadas horas desde los atentados algunos empezaban a arrimar a las víctimas a sus terrenos intencionados y dibujaban paisajes de conspiraciones que ni en la imaginación más perversa podrían recrearse.


Han pasado ya ocho años y el espectáculo no puede ser más lamentable, las víctimas se encuentran repartidas entre tres asociaciones, la más mayoritaria de víctimas del 11-M la representada por Pilar Manjón (representando a unas 1.035 víctimas), y que es la Asociación 11-M Afectados del terrorismo, en los primeros años le tocó pelear por un juicio justo y necesario para esclarecer que es lo que había pasado en aquel fatídico día. Al no posicionarse con el bando de los partidarios de una conspiración terrorista de ETA, se ha querido teñir a las víctimas que representan de un color determinado, al que nada ayuda, que la propia presidenta es afiliada a Comisiones  Obreras y miembro de su ejecutiva desde 1978, poco tendría que importar lo que se era antes, pero cuando todo se politiza, todo se envenena, esa militancia exaspera a los del otro bando y ven a en ella un enemigo, siendo una víctima más, y, desde mi punto de vista, siempre defiende a las víctimas sin usarlas de parapeto político. Os dejo el vídeo de la entrevista de Gonzo para el Intermedio donde se ve claramente su postura:




Desde la Asociación que preside ha denunciado el abandono que las víctimas por parte de los políticos, tanto al Gobierno de Zapatero como a los Gobiernos del PP, el de Aznar y el de la Comunidad de Madrid, liderado por Esperanza Aguirre, que en los presupuestos de 2007, al igual que en los cuatro años anteriores no incluyó subvenciones para esta Asociación, y sí dándolas para otras Asociaciones. ¿Seguro que a todos les preocupan las víctimas o depende de qué víctimas?


Por el otro lado se posiciona la AVT, Asociación de Víctimas del Terrorismo, asociación que ya existía desde 1981, en la actualidad la preside Ángeles Pedraza, madre de una de las víctimas del fatal 11 de marzo. La Asociación agrupa a unos 300 familiares y víctimas del 11-M y siempre ha defendido la teoría conspiratoria y que la autoría de los atentados es de ETA. Muy cercana a esta Asociación se encuentra la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, presidida por Ángeles Domínguez y que representa a unos 500 afectados. Estas asociaciones cuentan con el apoyo político de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, y los homenajes todos los 11 de marzo se convierten en un repugnante espectáculo de división y de uso de las víctimas con otros fines ajenos a su respeto y homenaje obligado.



Después de ocho años, los supervivientes y familiares conviven con estas guerras intestinas, con tres representaciones de un mismo dolor, los muertos alucinarían viendo lo que ha quedado de su sacrificio. Víctimas que son víctimas de las propias víctimas, ¿puede haber algo más triste?, nos hemos convertido en una España cainita que se entretiene en las formas olvidándose del verdadero fondo y sentido de todo.


Por favor, paremos el dolor, no hay por qué hacer más daño, honrar a las víctimas es nuestro deber y respeto por algo que no se merecían, usarlas para conseguir lo que algunos quieren es malévolo, pero arrojarlas para atacar a otras víctimas del mismo dolor es, sinceramente, repugnante. Al menos, por mi parte, el máximo respeto y homenaje a todas las víctimas, y digo todas, sin atender a siglas y colores que el dolor no entiende.

2 comentarios:

  1. ¡Qué pena!
    Ya no existe ética ni con los muertos.
    ¿Es esto lo que nos merecemos?
    ¿Nos hemos vuelto tan conformistas que todo nos resbala?
    Un poco de respeto, no? Creo que con un poco de respeto con todo, y todos quizás todo fuera mejor y los muertos descansarían en paz.

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