lunes, 30 de abril de 2012

Peterheart



Dicen que entre los cuarenta y los cincuenta comienza el ecuador de la vida, el punto medio de equilibrio entre lo que ha sido y lo que vendrá, un punto de inflexión que te hace ver lo vivido con otros ojos, donde las ganas de comerse el mundo se mudan en las ganas de disfrutar del mundo. Pedro Ignacio entra hoy en ese periodo, comienza una nueva etapa con el corazón nuevo y adaptándose a trompicones a sus nuevas circunstancias.

Mucho queda de aquel joven que conocí hace más de 22 años, un joven alto, con más barba que yo y con un corazón que ya no le cabía en el pecho, amante del buen comer y mejor beber, capaz de disfrutar bebiendo a morro sangría caliente en Sanfermines y sólo poder beber patxarán en vaso ancho y con dos hielos; goloso, pastelero y laminero a partes iguales, que a nadie se le ocurra citarle en un combate de bocaditos de nata que perderá; amante del baloncesto, estar con los amigos y de su sociedad; lector infatigable de sueños y compañero para lo que quieras.

Comienza sus 40 con corazón nuevo, a nada que guarde la mitad del anterior ya será imparable, por todo ello, y por todo lo que no se puede escribir con palabras: Felicidades Pedro Ignacio.

2 comentarios:

  1. MUCHAS FELICIDADES, TATO.
    Me parece que cualquier cosa que diga se me va a quedar corta con lo que acabo de leer. ¡¡¡¡Sí casi parece más hermano tuyo que yo misma!!!!
    Así que simplemente, te quiero mucho. Sigue así.

    ResponderEliminar
  2. Deja, deja, por pedir que no quede, tal vez unos patxaranes, eso sí, en vaso ancho y con dos hielos :)

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...