martes, 3 de julio de 2012

Doctor Deseo II: Concierto para valientes en Saturno



Atardecía en un día tarde y algo confuso de un viernes de temperatura vitoriana en mayo. La dura semana y todas esas cosas que uno se echa encima y le complican la vida, me habían hecho casi ni acordarme del primer concierto de Doctor Deseo en el Centro Cívico Hegoalde de Vitoria, dos días consecutivos con el teatro del Doctor. Me acerqué al Centro Cívico sin ánimo de encontrar entrada, pero tuve suerte cuando la cola ya se agolpaba para poder pillar buen sitio.


Con la entrada en la mano ocupé mi sitio en la fila que ya bajaba por las escaleras y casi llegaba a la entrada, casi ni me lo creía, el día había sido tan complicado que acababa con un concierto en el que rebotaban las canciones que permanentemente había escuchado desde mi iPod. En nada ya la fila llegaba hasta la calle y se notó que se abrían las puertas cuando los que tenía delante comenzaron a avanzar poco a poco.


El teatro se llenó en nada, mucha gente deseando vivir la experiencia de un concierto de Doctor Deseo sentados en un teatro, por suerte conociendo estos tipos de conciertos nadie se quería sentar en las filas de delante, así que para allí me lancé de cabeza, tomando uno de los sitios centrales en la segunda fila. La gente se mostraba intranquila con los nervios de la hora temprana para asistir a un concierto y al poco se apagaron las luces y comenzaron los gritos en la oscuridad.


Detrás del telón comenzaron a surgir las notas de la primera canción y es que hoy era un día de valientes, al compás de las guitarras contenidas, Francis surgía de una columna para cantar desde los tejados de los sueños, creando una silueta por un foco que nos llevaba a un mundo de fantasía. Cuando la lluvia golpea los tejados, cierro los ojos, me deslizo entre las nubes. "Y una noche sin fronteras limpia con estrellas el mapa de las miserias. Luna, tantas veces solitaria, que hoy anhela más que nunca, ser luna compartida. A los sueños que entre miedos se perdieron, aquellos que murieron poco antes de nacer" cantaba Francis los primeros versos de la positiva Hoy seremos tan valientes, recordándonos como matamos lo que deseamos desde lo más profundo de nuestro corazón.


Descendió de su atalaya y agarrado a un micrófono de boas con su sombrero de banda roja, su chaleco y traje negros con su inseparable liga roja, lo agarraba con sus manos de uñas rojas y guantes negros, mientras la comisa roja brillaba a luz de los focos. "Y soñar lo que al alba ha de pasar, para poder espantar tanta pena, rutina y soledad", imposible no intentar cantar a su sombra y gritar al viento semejante himno de positivismo. "Hay un niño con una pistola en la mano. Hay un niño que se asombra en cada esquina. Hoy seremos tan valientes. Ponte el traje de heroína y vamos a matar dragones. Quedan tantas playas por bañarnos".


Joxi Jiménez, el bajista eterno de Doctor Deseo acompaña con su pulcritud e inexpresividad la voz de Francis, y entre todos ya nos han llevado a un mundo en el que se dibujan dragones de miles de colores que en lugar de fuego lanzan esperanza y en los que nosotros podemos conseguir lo que queramos. "Es la resignación el peor de los pecados", ya no canto, grito desde mi interior más convencido que nunca de que mi lucha va por buen camino, los idus siempre me guían por el buen camino.


Mientras los aplausos todavía no han acabado comienza una nueva canción al compás del saxo de Joe llena el teatro de una magia especial, es el momento de los olvidados, de los que no se dan cuenta de lo triste que es la vida cuando no se cumplen los sueños, es el momento de los que habitan Saturno, sin darse cuenta, el planeta devorador del tiempo y dicen, que el más frío del universo, ¡Cuánto frío hace en Saturno!: "Ver como la vida pasa, pasa de ti, no se detiene. Cómo se puede caer hasta el suelo y luego más. Cuando hasta el aire te abandona y mil lágrimas de cristal se rompieron en tu pecho destrozando tu sonrisa", mi mente, repite estos versos y los siento tan míos que no los quiero soltar.


Francis se lanza hacia el público tomando el pasillo central mientras los versos se multiplican al compás de los coros que adorna Virginia moviendo su sensual vestido corto blanco. "Cuánto frío hace en Saturno, mi amor. Ahora que estás perdida, que tu mirada sólo refleja desierto y sed, déjame acariciar por esta canción que todo pasa, confía en ti, confía en ti, terminaremos bailando, brindando en algún bar, estoy a tu lado". Mientras repite estos versos me siento pleno, y escucho lo que necesitaba, o lo quería oír.


Todos nos dejamos llevar en un baile interior que sólo nos despega de los asientos para soñar, deseando cumplir con lo prometido y junto a nuestro amor, bailar y brindar en el primer bar.





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