jueves, 11 de octubre de 2012

Porrúa y su Mercau



El pasado 25 y 26 de agosto se volvió a celebrar el precioso Mercau de Porrúa. Un lugar de encuentro donde los duendes y trasgos se funden con la gente que engulle tradicionales viandas junto con sidra y otros aguardientes caseros. Trovadores y arlequines disfrazados con guitarras de conservatorio cantan e improvisan sobre las esquinas canciones de crónicas rurales.


La gente de todos los alrededores se agolpa en los dos días en la pequeña plaza circular de la localidad de Porrúa, dentro el suelo lleno de paja y carros de bueyes que rotan sobre el bar repletos de niños con caras pintadas y que jamás habían visto animales tan grandes de cerca.


En los puestos olores que matan y platos que se comerían solos, pancetas, tortos, chorizos a la sidra, picadillo, costillares de cerdo a la brasa, criollos, quesos y más, y más comida que incita a una gula permanente.


La música no para, las gaitas suenan al compás de panderetas y cantos tradicionales. Todos bailan, hasta los que miramos. Las faldas giran como peonzas y lucen brillantes vestidos con muchas horas de aguja e hilo.


Los porruanos viven la fiesta de estos días con ilusión, todos se disfrazan o customizan para ambientar todos los rincones de su pueblo, aunque algunos gestos, parecen más de todo el día, que de un domingo.


Por los rincones no falta la sidra bien escanciada, acoplada a conversaciones y con el fondo del barullo de la gente que no para de girar sobre la plaza. El lagar portátil descansa, las manzanas pueden respirar tranquilas.


En otro lado un trenzado juglar se maneja con un diábolo para ilusión de los niños que le contemplan, acompaña su exhibición con chistes facilones mientras vuelan sus equilibrios hasta lugares insospechados.


Mayores y jóvenes bailan juntos, unos con la montera picona, otras con pañuelo anudado a la cabeza, pero todos sintiendo un ritmo y una melodía que se lleva en la sangre.


La gente no para de pasear y de disfrutar con un montón de puestos y en muchos de ellos se puede ver al cesteru, al madreñeru, al canteru, al alfareru, al zapateru, y cualquier oficio que acabe en -eru. En definitiva un Mercau indispensable para visitar todos los meses de agosto.


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