miércoles, 26 de diciembre de 2012

Belén mientras anochece en la Florida



Mientras la tarde acababa un día antes de Navidad, el parque de la Florida de Vitoria-Gasteiz se convertía en un teatro de figuras entre los árboles que ahí moran todo el año. Al fondo la catedral nueva, enfrente el belén monumental hace su anunciación.


En esa hora en el que el cielo se apaga y la ciudad bosteza arropada con bufandas y gorros, los jardines de un parque sacan a la luz un Belén a tamaño real con un pueblo que nace para regocijo de los niños que con sus ojos saltones no pierden ojo de todo lo que ven.


Niños que estáticamente caminan sobre su borriquillo, mientras la cabra, más que al monte, tira al árbol.


Pastores de grandes manos y corderitos fieles que nos miran desde el otro lado de la barrera, con sus cuerpos de poliéster y fibra de vídrio, aguantando el frío de una noche que está por llegar y las inclemencias de un tiempo que nunca es predecible.


Entre los espectadores de tan bíblico escenario están las propias esculturas del parque que atónitas miran la cantidad de gente que viene a ver a los nuevos actores que desde 1962 y aumentando año a año van plagando el parque por estas fechas.


Carniceros bobalicones y cerdos abiertos en canal que hacen a los niños preguntar por la suerte del animal y por lo que porta en la mano el mofletes, los padres se sonrojan, y ante el no saber qué contestar optan por acelerar el paso e ir al siguiente artesano.


El alfarero trabaja con quietud, a la sombra de su obra entre vasijas y jarrones que la humedad abrillanta.


El herrero golpea con fuerza y con sus músculos en tensión, la iluminación tétrica hace que los mismos niños que lanzan preguntas molestas a sus padres, ahora vean en la escultura al enemigo número uno de Superman, poco les falta para saltar la valla y llevárselo a casa para hacer juego con su increíble Hulk que adorna los cuartos de la mayoría de ellos.


En una campa las ovejas pastan y los pastores charlan alejados del bullicio, buen almuerzo y vino en la tranquilidad de la tarde.


Sobre el árbol la anunciación, un ángel que parece clavado en un árbol atrae su atención, los padres de los niños también se dan cuenta y llaman la atención de los pequeños para que vean al superhéroe de la Patrulla X sobre el árbol.


Junto a ellos un niño encorre a los patitos junto al riachuelo y otro aprovecha a quitarle un ramito de uvas a su padre que se encuentra metido en una cuba pisa que te pisa.


El camino me iba llevando entre figuras y figuras, obras de Marco Ibáñez de Matauco, José Manuel Hernández "Chatén" o Javier San Miguel entre otros. Entre 200 y 300 piezas adornan todo el viaje por un Belén que cobra vida a medida que la noche le gana la batalla al día.


La granjera da de comer a las gallinas y medio cerdo revienta la pared de la granja, los niños esperan un rato a ver si salta otro por algún lado, pero su espera es en balde.


Conforme el camino se va acabando y la noche se cierra todavía más los primeros mercaderes de especias y sus dromedarios hacen acto de presencia como ánimas que se ocultan del día.


Los reyes magos nacen de la oscuridad montados en sus caballos y el dramatismo del final se acentúa.


El camino llega a su fin, y las colas de gente aumentan, todos esperan para ver el final y los niños aguantan en la cola para ver como acaba la función.


Después de un largo rato de esperas y pies fríos, todos pasan enfrente del nacimiento, en silencio, pero con cierto pesar. La noche acaba y ya en Belén es de noche, igual que en el parque de la Florida, yo por un momento he vuelto a ser un poco niño, y no me disgusta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...